El exoplaneta se llama LTT9779b, tiene aproximadamente el tamaño de Neptuno y al estar cubierto de nubes metálicas refleja el 80 % de la luz que recibe de su estrella anfitriona, según un estudio que publica hoy Astronomy & Astrophysics.
El descubrimiento inicial de este planeta lo hizo en 2020 la misión Tess de la Nasa y varios instrumentos terrestres como HARPS del Observatorio Europeo Austral (ESO) en Chile, pero las mediciones de alta precisión y su seguimiento fueron labor de la misión europea Cheops.
El exoplaneta tiene un radio 4,7 veces mayor que el de la Tierra y allí un año dura solo 19 horas. En el lado que da hacia su estrella, se calcula que la temperatura es de unos 2.000 grados.
Uno de los autores del estudio James Jenkis, de la Universidad Diego Portales de Chile, lo describe como “un mundo en llamas, cerca de su estrella, con pesadas nubes de metales flotando en el aire, haciendo llover gotas de titanio».
La fracción de luz que refleja un objeto se denomina «albedo» y el de la mayoría de los planetas es bajo porque tienen una atmósfera que absorbe mucha luz o porque su superficie es oscura o rugosa. Las excepciones suelen ser los mundos helados y los planetas como Venus, que tienen una capa de nubes reflectantes.
«Era realmente un rompecabezas”, dijo Vivien Parmentier, investigadora del Observatorio de la Costa Azul (Francia), pero la explicación es que el planeta puede formar nubes metálicas porque, a pesar de estar tan caliente, su atmósfera está sobresaturada de vapores de silicatos y metales.
Otra característica significativa es que por su tamaño y temperatura es un Neptuno ultracaliente, pero nunca se habían encontrado planetas de este tamaño y masa en órbita tan cerca de una estrella.
“Es un planeta que no debería existir”, destacó Vivien, pues lo esperado es que la atmósfera de los planetas como este sea arrastrada por su estrella, dejando atrás la roca desnuda, sin embargo, los investigadores creen que las nubes de metal ayudan al planeta a sobrevivir.
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